430 Viviendas en Cádiz
Concurso "La Florida" 430 Viviendas en el Puerto de Santa María, Cádiz 2007 Reivindicamos el proyecto residencial como parte de un proyecto urbano equilibrado. Las viviendas no son ni pueden ser piezas autónomas sobre un tablero de juego. Deben ser capaces de favorecer la creación de redes sociales y comunitarias en relación con las demás manzanas y potenciando la propia para construir una identidad comunitaria. Por eso la organización de los volúmenes construidos en la manzana se estructura de una manera abierta evitando "las puerts" como formas simbólicas que dan acceso a una estructura cerrada. La separación entre los bloques se constituyen como calles que recuerdan a los tradicionales cascos históricos con una sucesión de actividades tanto públicas como privadas y alternando rayos de sol con zonas estanciales a la sombra. La posición de lo edificado ha venido determinada por la orientación y la disposición de la malla urbana alrededor de la manzana así como de proteger los espacios de reunión de las viviendas de los agresivos rayos del sol en Cádiz. Un edificio destinado a la vivienda protegida es una buena oportunidad para reflexionar sobre las condiciones no sólo particulares que deben tener las distintas tipologías que lo integran, sino también para identificar el tipo de colectividad que se está creando. Partimos de una realidad: la unidad familiar se está transformando, cobrando una importancia creciente los individuos por encima de los clanes o de las asociaciones familiares. Esta transformación opera desde la esfera de lo público en relación a los pactos y contratos que los habitantes del edificio establecen con sus vecinos y también con los espacios que comparten. El sistema de convivencia ha sido sustituido por el de cohabitación pasándose de los acuerdos implícitos a los explícitos involucrando voluntariamente a todos aquellos que quieran usar y disfrutar de los espacios colectivos que el edificio ofrece. Dos tipos de crujías estructuran y ordenan las unidades a integrar en el edificio, y una gran pasarela que hace las veces de corredor, galería y porche se convierte en el punto de partida para la transformación del funcionamiento del edificio colectivo que tradicionalmente conocemos. La vivienda como unidad que constituye el módulo mínimo en los edificios colectivos de vivienda social se amplia pasando a ser la totalidad del edificio constituyendo un nuevo concepto de vivienda dispersa. En cambio el módulo mínimo pasa a ser el dormitorio rodeado de todo un sistema privado de espacios lúdicos.