Concurso de viviendas, Parla
Concurso de viviendas en régimen de alquiler, Parla, Madrid 2005 Un edificio destinado en su integridad a la vivienda en alquiler es una buena oportunidad para reflexionar sobre las condiciones no sólo particulares que deben tener las distintas tipologías que lo integran, sino también para identificar el tipo de colectividad que se está creando. Partimos de una realidad: la unidad familiar se está transformando, cobrando una importancia creciente los individuos por encima de los clanes o de las asociaciones familiares. Esta transformación opera desde la esfera de lo público en relación a los pactos y contratos que los habitantes del edificio establecen con sus vecinos y también con los espacios que comparten. El sistema de convivencia ha sido sustituido por el de cohabitación pasándose de los acuerdos implícitos a los explícitos involucrando voluntariamente a todos aquellos que quieran usar y disfrutar de los espacios colectivos que el edificio ofrece. Dos tipos de viviendas de reducida dimensión (35 m2 y 55 m2) componen las únicas unidades a integrar en el edificio. Pero el tamaño lejos de constituir un problema para los futuros usuarios se convierte en el punto de partida para la transformación del funcionamiento del edificio colectivo que tradicionalmente conocemos. La vivienda como unidad que constituye el módulo mínimo en los edificios colectivos de régimen en propiedad se amplia pasando a ser la totalidad del edificio constituyendo un nuevo concepto de vivienda dispersa. En cambio el módulo mínimo pasa a ser el dormitorio rodeado de todo un sistema privado de espacios lúdicos.